Fisterra… Me encantan esos días en los que madrugas y decides, así de repente, coger el coche y salir de ruta. Días sin planificar, donde dejarte llevar por el viento y las recomendaciones de las gentes del lugar al que llegas te descubren otra forma de viajar y vivir. Si además esos días coincides con buenos amigos, entonces cada instante se convierte en un gran momento.
El veranillo de San Miguel se presentó alegre y en el momento oportuno, y sin darnos cuenta nos invitó a embarcarnos en un viaje que tuvo su primera parada mágica en Lugo, en el Parque do río Rato nos juntamos varios amigos para seguir nuestro lado aventurero por las carreteras de Galicia, y para celebrar nuestro viaje nada mejor que empezar con unas deliciosas copas de helado, en este entorno tan maravilloso.
Y salió Fisterra…hoy nos vamos al fin del mundo, y dicho y hecho, nuestra Ruta encontró su Destino.
Viajar por las carreteras gallegas te hace admirar sus bellos paisajes, sentir el aroma a eucalipto, a mar, a viñedo, discurrir por sus pueblos, aldeas, concejos cada uno con su encanto particular.
Tras la parada imprescindible para un #MomentoCafé retomamos el camino, volvemos a sentir el viento, capturamos instantáneas irrepetibles y al girar una curva se descubre ante nosotros esa Costa da Morte con sus formas agrestes, accidentadas, enérgicas y el Sol postrándose ante ella, espectacular instante mágico que se repite cada día único.
Entramos en Fisterra con las últimas luces del día, un montón de peregrinos por sus calles nos recuerdan que para muchos este es el kilómetro 0,0 donde acaban el recorrido quemando las botas junto al Faro.
Buscamos un lugar donde dormir, y la recepcionista nos indicó un buen lugar donde degustar la cocina autóctona, producto fresco y de calidad. Un pulpo a feira, unos pimientos de Herbón (aunque la gente los conoce como de Padrón, su cultivo es original del convento de San Francisco de Herbón) calamares y unas deliciosas almejas de Carril a la marinera, que nos enamoraron todo regado con un vino blanco Albariño del Valle del Salnés del 2013. Una buena velada entre amigos para culminar un gran día.
Al día siguiente la niebla cubrió la Costa de Morte, impidiéndonos disfrutar las vistas desde el Faro de Fisterra, pero cubrió de misterio las fotos llenando de magia el momento, nada mejor que disfrutar en los viajes de lo que nos brinda el destino, con mucho #ToqueIt.
Cuéntanos tus Rutas sin Destino, esos viajes sin planear que acabaron siendo grandes recuerdos, nos encantará conocerlos.
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