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Viaje por la Ruta Escondida (II): San Miguel de Escalada

Tiempo de lectura: 4 minutos

Escondida, en un lugar apartado, desde donde se divisa la ribera del Esla, la bella iglesia del antiguo Monasterio de San Miguel de Escalada nos descubre un verdadero tesoro arquitectónico.

En un antiguo cenobio visigodo, dedicado a San Miguel abandonado en el s.VIII, el Abad Alfonso y unos monjes mozárabes que venían desde Córdoba decidieron asentarse y fundar un monasterio en el s.IX. Asolado por Almanzor, volvió a resurgir y en 1155 el emperador Alfonso VII concede un fuero al Monasterio, que en ese momento era ocupado por los monjes agustinos de la orden de San Rufo de Avignon, los cuales estarían hasta el s.XVI, momento en el que pasó a pertenecer al Patronato Real hasta su declive definitivo 1835-37 con la Desamortización de Mendizabal.

Poco se sabe de los motivos por los que los monjes escogieron este lugar, ni de las historias cotidianas del lugar, cuyas dependencias monásticas han desaparecido. Aunque si sabemos que el Abad Victor encargó en el s.X el manuscrito del Beato de San Miguel de Escalada, al “archipictor” Magius del Monasterio de San Salvador de Tábara, algunos estudios dicen que en el 922, otros en el 945 y otros en el 958, en la actualidad esta gran obra de arte se encuentra en la Biblioteca Morgan de Nueva York.

Algunos dibujos del manuscrito nos hacen imaginar como serían las estancias monásticas, y los restos encontrados alrededor de la iglesia en recientes excavaciones arrojan algo de luz, al misterio que rodea la historia del cenobio.

La magia se respira en San Miguel, columnas de mármol, arcos de herradura, maravillosos capiteles de hojas de acanto, volutas,…, despiertan gran polémica entre los historiadores para explicar su procedencia.

Probablemente algunos fueran reutilizados de la antigua ciudad romana de Lancia y otros pudieran ser de origen visigótico. Lo que si es real es la gran diferencia entre unos y otros, de temática, tamaños, los motivos y la decoración, tanto en el interior como los exteriores.

El interior de la iglesia mozárabe está articulado en 3 naves, separadas por columnatas de arcos de herradura, siendo la central la más ancha y también más alta. En el techo nos encontramos con una armadura de madera policromada mudéjar sXIV-XV.

La iglesia se organiza en 3 espacios estructurados según el estamento de los participantes en los actos religiosos:

Cabecera

Con tres ábsides de planta de herradura al interior y bóvedas gallonadas que forman gajos. Están iluminados con ventanas de alabastro, y sendos altares visigóticos s.VII-VIII. Es la zona reservada a los monjes ordenados.

Presbiterio

Es la zona que precede al altar mayor, se encuentra separado por un iconostasio con canceles de piedra en las naves laterales y tres arcos de herradura en la nave central. Esta parte se cerraba con un velum para ocultar al sacerdote durante la consagración. Zona reservada al clero.

Naves

El lugar destinado a los fieles. El rito mozárabe establecía una fuerte jerarquía diferenciando entre fieles y clero, hombres y mujeres, catecúmenos (los que desean recibir bautismo) e iniciados .Los canceles que separan las naves del presbiterio son de gran valor escultórico, el de la izquierda es visigodo y el de la derecha representa figuras simbólicas.

La parte románica es del s.XI, la torre tuvo 3 alturas, lo que justifica los enormes contrafuertes exteriores. Los canecillos que soportan el alero están decorados con el típico ajedrezado jaqués utilizado sobre todo en el Camino de Santiago francés situado a unos 7 kilómetros del Monasterio de San Miguel de Escalada, por el que pasa la primitiva Ruta Vadiniense que une el Camino del Norte con el Camino Francés, que pasa así mismo por el Monasterio de Santa María de Gradefes

La capilla de San Fructuoso fue utilizada como enterramiento de los abades, en ella se dice que reposan los restos de Fray Antonio de Guevara, confesor de Felipe II muerto en 1597. En la iglesia románica se reutilizan elementos de la construcción mozárabe como el ventanal con doble arco de herradura que imita al del pórtico.

Merece la pena pasear por los alrededores del Monasterio, disfrutar las vistas privilegiadas de la fértil vega, quizá ese fue el motivo por el cual en la época que avanzaba la Reconquista, y estas tierras estaban vacías, los monjes eligieran esta privilegiada zona entre dos ríos y desde donde se divisaban los caminos de acceso al mismo. Un lugar ideal para monjes y eremitas, para poder ser autosuficientes,  y así mismo para apartarse del mundanal ruido, a una vida de oración.

Sin lugar a dudas, el Monasterio de San Miguel de Escalada es una joya arquitectónica, un lugar donde se siente la espiritualidad y una visita muy recomendada para todos los viajeros, peregrinos y turistas que se acercan a la provincia de León.

Si has visitado el Monasterio nos encantaría conocer tu opinión sobre el lugar, que nos cuentes que fue lo que más te gustó, y si te apetece compártelo en las redes sociales.

Escrito por Sara Consentini

Grado en Turismo, experta en Desarrollo de Proyectos Turísticos. Docente. Guía turístico. Social Media y Marketing turístico.

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